sábado, 21 de junio de 2014


jueves, 5 de junio de 2014


Cada vez que una persona se altera, el corazón, sistema nervioso, pulmones y músculos realizan un sobreesfuerzo. Una actitud hostil aumenta el riesgo de sufrir enfermedades y de menoscabar las relaciones interpersonales, es por ello que el enojo debe manejarse.

 El enojo es un estado emocional que cambia de intensidad. Varía desde una irritación leve hasta una furia e ira intensas. Es una alteración humana totalmente normal y, por lo general, saludable.No obstante, cuando se pierde el control de esta emoción y se vuelve destructiva, puede ocasionar muchos problemas en el trabajo, en las relaciones personales y en la calidad de vida.

Irene Quintana psicóloga clínica y sexóloga explica que al igual que otras emociones, el enojo va acompañado de cambios psicológicos y fisiológicos. Cuando nos enojamos, la frecuencia cardíaca y la presión arterial se elevan y lo mismo sucede con el nivel de hormonas de energía, adrenalina y noradrenalina; la coloración del rostro cambia a rojizo, debido a la presión sanguínea, las cejas bajan y se juntan, la mirada se endurece y los labios se estrechan. 

Así que ¿Cómo enfrentar la rabia? Manifieste el enojo de manera firme, evitando la agresividad y los insultos. Exprésese bien; piense que si emplea un tono agresivo, desafiante o crítico, solo conseguirá que la otra persona se ponga a la defensiva. Realice ejercicios de respiración y relajación muscular para que disminuyan el ritmo cardíaco y el flujo sanguíneo. Redirija la emoción hacia alguna actividad positiva y que a su vez tenga un resultado productivo y eficaz .Use el humor para aliviar la tensión.

Cuando no resulta ninguna de las anteriores, retírese del lugar donde se manifestó la emoción y camine unos minutos para distraer la mente, manteniendo siempre la respiración controlada. Piense en positivo. Frene los pensamientos negativos y sustitúyalos por recuerdos gratos y placenteros, no deje que la rabia sea el ladrón del bienestar.



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